Es muy probable que este tipo de intervenciones sean muy cortas, estén orientadas más a la adolescente mujer, lleguen muy tarde, no tengan en cuenta los patrones culturales de cada región, ni el significado de la sexualidad y el embarazo para las adolescentes, ni estén enfocadas a favorecer el fortalecimiento de los factores protectores.
Las intervenciones para lograr el inicio de la actividad sexual en el momento adecuado y la disminución en el número de embarazos en adolescentes, deben realizarse con la participación de todos los actores sociales, iniciarse antes de ingresar a la secundaria, involucrar a jóvenes desde su planeación y respetar las normas y patrones culturales de cada región.
Sus acciones, dirigidas en forma prioritaria a la población de mayor riesgo, deben tener enfoque de resiliencia y deben estar dirigidas más a promover el desarrollo personal integral que a suprimir una conducta.
Las investigaciones realizadas a partir de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud del año 2000, muestran que existen diferencias en las tasas de embarazo en adolescentes de estratos socioeconómicos altos y bajos, 8% y 34% respectivamente. Esta marcada diferencia se asocia en menor medida al promedio de jóvenes que mantienen relaciones sexuales y en una fracción menor aún a diferencias en el conocimiento y uso de métodos de control natal; las mayores diferencias en el número de embarazos entre estratos socioeconómicos altos y bajos, se deben al porcentaje de jóvenes que conscientemente deciden quedar en embarazo y tener hijos.
Este análisis coincide con los resultados de las encuestas realizadas en Colombia por la Universidad de los Andes, Dinámicas, ritmos y significados de la sexualidad Juvenil, respecto al embarazo en adolescentes, donde se observa que existe una baja percepción de la gravedad del evento reproductivo; al contrario se registran ganancias afectivas tales como obtener compañía, un sentido y un proyecto de vida, alguien por quien luchar. Algunas afirman obtener mayor independencia y libertad del medio familiar, crecer en madurez y responsabilidad y puede ser esta una forma de asegurar su futuro.
Estos resultados evidencian la necesidad de favorecer en los adolescentes de Colombia y en general de América Latina, unas mejores oportunidades de capacitación, formación integral, recreación, acceso a servicios de salud, integración a la vida laboral con una perspectiva más optimista de futuro y progreso; basada en una elaboración realista de su propio proyecto de vida.
Solo así podremos construir un futuro mejor para las nuevas generaciones de América.